Vestido Blanco

Acabo de decirte adiós por hoy
y ya estoy sintiendo cómo te pegas a mí.

Como una mancha de sangre, como el olor de la muerte.

Contemplo cómo el sol va asesinando la tarde
y te siento en la tensión que tira de mis huesos,
leve y firme y constante,
como un susurro:
estás atada a mí.

Llevo por sudario mi vestido blanco,
llevo en mi cabeza planes solo de huida,
pero aún no me arrepiento de haber elegido esto.

Me das tantas preguntas que no puedo contarlas,
cicatrices en los dedos y los lados del cráneo.
Te doy trozos cada día de lo único que tengo
y lo único que puedo saber que acabará.

Lo intoxicas todo y todo me da igual.
Estar contigo duele más que estar enamorada.