El problema de la viajante

La viajante examina las cuentas derramadas por el mapa frente a ella y se pregunta cómo puede enhebrar su collar. La cuerda le pesa entre los dedos, colgando de valles entre falanges por los que corren ríos pegajosos. Muerde pensativa la piel sobrante, planteándose caminos. Cada paso trazado son infinitos pasos perdidos. Cada segundo en la mesa es un segundo menos andando.
Pero el momento clave de la ruta es aquí y ahora.